Ayer por la noche, estábamos haciendo un control rutinario en una de las calles de Manises cuando he visto como un taxi se aproximaba al lugar con la luz del taxímetro apagado, y una persona sentada al lado del conductor.
Como uno ya tiene muchas batallas corridas paro el taxi y le pido la documentación, bingo, la primera en la frente el buen hombre tenia la Tarjeta de Transportes caducada, pero el nerviosismo del conductor dejaba de manifiesto que algo más ocurria y no era bueno.
Cuando le solicito la documentación al acompañante, este muy educado me informa que no la lleva encima, pues resulta que estaba en una zona de copas de Valencia y que había bebido más de la cuenta, y como tenia que traer a su novia a casa había cogido el taxi para no tener que conducir, y que ahora regresaba a donde tenia el coche estacionado. Toda una muestra de sensatez.
Lo del taxista era otra cosa, mientras el cliente me contaba todo lo que le había ocurrido, así como los trayectos que ya había hecho en el vehículo, a este se le caían las cosas de las manos y su nerviosismo era cada vez más evidente. Así que le pregunté como era posible que fuera con el cliente en el taxi y el taxímetro fuera apagado.
La respuesta buena, muy buena, de las mejores que me han dicho desde hace muchos años: "vera usted resulta que lo he traído hasta aquí con el taxímetro en marcha, pero como me ha parecido tan buena persona le he dicho que le invitaba a volver a donde lo he recogido"
Así que taxista denunciado, y a ver si tenemos suerte y nos encontramos más taxistas que nos inviten a las carreras.
Cuando le solicito la documentación al acompañante, este muy educado me informa que no la lleva encima, pues resulta que estaba en una zona de copas de Valencia y que había bebido más de la cuenta, y como tenia que traer a su novia a casa había cogido el taxi para no tener que conducir, y que ahora regresaba a donde tenia el coche estacionado. Toda una muestra de sensatez.
Lo del taxista era otra cosa, mientras el cliente me contaba todo lo que le había ocurrido, así como los trayectos que ya había hecho en el vehículo, a este se le caían las cosas de las manos y su nerviosismo era cada vez más evidente. Así que le pregunté como era posible que fuera con el cliente en el taxi y el taxímetro fuera apagado.
La respuesta buena, muy buena, de las mejores que me han dicho desde hace muchos años: "vera usted resulta que lo he traído hasta aquí con el taxímetro en marcha, pero como me ha parecido tan buena persona le he dicho que le invitaba a volver a donde lo he recogido"
Así que taxista denunciado, y a ver si tenemos suerte y nos encontramos más taxistas que nos inviten a las carreras.